El segundo año de la pandemia tuvo sus propias peculiaridades debido a situaciones como la reactivación económica, menores restricciones y una resaca derivada de un impactante 2020, dejando entre sus múltiples consecuencias cortes en las cadenas de suministro globales.
La industria mexicana de vehículos pesados no ha sido la excepción, sobre todo durante el segundo semestre del año pasado, cuando la producción resintió la carencia de suministros esenciales para la fabricación de unidades, como fue el sonado caso de la falta de semiconductores o chips.
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