Desde la industria automotriz hasta productores de papel higiénico y cemento, las empresas mexicanas han recibido un duro golpe de los cuellos de botella en las cadenas de suministro internacionales, deprimiendo las perspectivas de crecimiento para la economía mexicana.
Miles de vehículos permanecen varados en las plantas de ensamblaje de México a la espera de semiconductores, pero las consecuencias de la escasez de materias primas se han resentido en casi todos los sectores.
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